El uno de agosto de 1903 la sociedad obrera anarquista de Alcalá del Valle (Cádiz) respaldó una huelga general convocada en todo el país para reclamar la libertad de los presos sociales. Una concentración de los trabajadores en las afueras del pueblo fue disuelta violentamente por la Guardia Civil con el resultado de un joven muerto y varios heridos, entre los que se encontraban dos guardias. Los malos tratos a los que fueron sometidos posteriormente algunos de los detenidos provocaron una oleada de solidaridad con ellos en el movimiento obrero español, convirtiendo a estos sucesos en uno de los acontecimientos que más repercusión internacional ha tenido de todos los producidos en la Historia Contemporánea de Andalucía.