Una época dorada, nacida de la confluencia de distintos factores: individuales, colectivos; socio-económicos, políticos, culturales y flamencológicos. Del cruce de movimientos y de miradas. Del poderoso impulso que supuso el neojondismo en el proceso de recuperación, revalorización y dignificación del flamenco. De la creación de la Tertulia Cultural Flamenca del Gallo y del Gazpacho. De la existencia de espacios de sociabilidad flamenca como el Bar de Pepe, la Peña de los Llorones, el Caza y Pesca, el Disloque y las zapaterías de Chimenea, de Lechuza y de Gregorio. De la resistencia flamenca que se opuso al franquismo. De unos aficionados tan entregados como apasionados y de unos artistas memorables. De la presencia extranjera con Donn Pohren a la cabeza y del magisterio indiscutible de Diego del Gastor. Todo ello y todos ellos, en su conjunto, la hicieron posible.