descripción

En mayo de 1986, el niño de siete años Francis Bok estaba vendiendo huevos y cacahuetes en las cercanías de su pueblo del sur del Sudán cuando varias docenas de jinetes árabes irrumpieron en el mercado y prendieron fuego a los puestecitos de los mercachifles. Primero, asesinaron a los varones adultos y después, reunieron a las mujeres y los niños y los obligaron a partir con ellos hacia el norte. Tanto Bok como otros muchos pequeños fueron tomados como esclavos por familias de beduinos baggaras, siguiendo de ese modo con una vieja y abyecta tradición que viene perpetuándose desde hace varios siglos y hasta el mismo día de hoy. Durante diez años, Bok vivió en una miserable cabaña, junto a las cabras y el ganado, alimentándose de sobras; fue forzado a trabajar como pastor a cambio de su vida, permanentemente amenazada. “De noche, yacía tumbado sobre la tierra de un cobertizo, despierto, preguntándome quién vendría a rescatarme”, confiesa el autor de la obra. Tras varios intentos fallidos de huida, el ya joven Francis logró escapar casi milagrosamente y tras no pocas peripecias, alcanzó Norteamérica, donde su testimonio conmovió a un par de presidentes y a decenas de millones de ciudadanos. Hoy Bok se ha convertido en un destacado activista de una organización de lucha contra la esclavitud.