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Existe el convencimiento cada vez más extendido, de que viajar es ir cuanto más lejos mejor, olvidándonos de esta manera, creo, de ese espíritu viajero que José Luis de Juan definiera con las siguientes palabras: Los auténticos viajeros prefieren el viaje al destino final del viaje, y no importa ir muy lejos ni salir del propio país para ello. Es ese espíritu viajero el que nos ha legado testimonios como los de G. Borrow, Richard Burton o Lawrence Durrell entre otros, pero también los de Flaubert o Gerald Brenam cuando recorren lo que podríamos llamar rutas menores a través de los Pirineos o las Alpujarras. Se recoge pues, en este libro, los testimonios que nos dejaron algunos viajeros sobre la costa gaditana -con alguna excepción temática, como la dedicada a la ciudad de Jerez- y entre ellos se presta especial atención a los norteamericanos Keith Clark y Riddell, y a la británica Grace Illingworth, cuyo libros de tema español siguen aún siendo inéditos en nuestra lengua. A estos textos como no podía ser de otra manera, hemos incorporado otros, la mayoría igualmente inéditos en castellano, de medio centenar de viajeros más. Pero en el presente libro hay otro matiz que conviene comentar. Y es que en él se narra un viaje que va trascurriendo paralelo a la antología de textos que se recogen en sus páginas. Un viaje en definitiva, que es un útil recurso literario que va a permitir al lector viajar por la costa gaditana entre Sanlúcar y Algeciras, al tiempo que contrasta lo que ve con los testimonios que a lo largo de un siglo dejaron otros viajeros que nos precedieron. En definitiva la ruta que se recoge en este libro si bien la podemos calificar, en cuanto al territorio recorrido, como menor, los viajeros que la completaron lo hicieron con igual pasión y espíritu. La recorrieron como si afrontaran una nueva vida, que es en realidad lo que se afronta al partir hacía un nuevo destino.